Hay un cielo más alto que la estrella más lejana, donde el silencio, la profundidad y la calma eterna viven en el vasto infinito, donde la sombra, la duda, o la confusión no existen más. La realidad y los sueños se unen allí y el pensamiento se trasciende.
La conciencia existe y es ilimitada aun de si misma. Esta morada es incomprensible para el pensamiento humano pero no para el corazón y mucho menos para el Amor Verdadero. Ya que esta dimensión, es la eternidad donde el dolor y la ignorancia cesan y la ausencia de Dios muere para siempre. Para poder alcanzar este lugar, es necesario haber nacido de nuevo y esto quiere decir del Espíritu.
Este es el hombre que ha dejado detrás el interés personal y se ha interesado en la vida universal, pero esto es hecho mas allá del pensamiento, de las necesidades y no como entusiasmo pasajero sino con una convicción eterna ya que la luz verdadera ha abierto los ojos espirituales y el hombre ha conocido la iluminación, que es el hecho real y absoluto de ser reconocido y amado por la gracia del Dios Verdadero. Este lugar en el infinito no esta lejano o cercano del espíritu ya despierto e iluminado, sino más bien es el lugar eterno del corazón enamorado, enamorado de Dios.
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