Hay Amor cuando comprendemos en vez de juzgar. Cuando no tratamos de herir los sentimientos de la otra persona recordando sus errores pero más bien que los supere, no con la fuerza de disciplina y rigor pero mediante el arte de la vida que ofrece afecto y ternura. No es sabio el guardar un pájaro en las manos, ya que la felicidad se encuentra en compartir la fascinante magia de su libertad.
La mente es libre de pensar, soñar; y no seré yo quien ponga fronteras en su horizonte. No le diré al sol y a la luna, donde comenzar y finalizar sus trayectorias. Me alegrare por aquel que prevalece y se eleva, haciendo una punta en la cresta de la ola. Nunca habrá celos, solo amistad y deseos de cooperación.
Y si alguna vez nos encontráramos en posiciones diferentes, entonces comprenderé que hay día y noche y que aunque parezcan ser opuestos, son parte inseparable de las veinticuatro horas del día. No tengo tiempo ni para mentiras ni resentimientos. Solo se que la vida es la senda del Amor y que todos los corazones, en realidad son uno.
Por esta razón, río con quien ríe y lloro con el que llora. Y llamo iluminación natural a este conocimiento sencillo porque no creo que soy especial ya que lo que es verdaderamente especial es la vida.
Por lo tanto, siempre daré gracias al Señor de la Creación.
¡A Dios sea todo el Amor y toda la Gloria !
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Pintura y Escrito:
Oscar Basurto Carbonell
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