Aquel hombre miró a los ojos de su amada y le dijo:
- Amor mío, pídeme lo que tu quieras que yo te lo conseguiré, por mas que parezca imposible, todo lo pondré a tus pies.
Ella entonces, le dijo:
- No es verdad.
Pero él insistió:
- Pruébame si deseas.
Y ella le volvió a decir, que no es verdad. Pero él, sin perder la calma, insistió. Entonces, ella levantó sus ojos y era un poco ya de tarde, y dijo:
- Yo quiero que halla estrellas pero quiero también una perla más grande del mar, que sea tan grande que ni cien hombres lo puedan cargar, pero quiero también un hermoso diamante tan grande que mis brazos no puedan abrazar. Quiero también el azul del cielo, quiero las flores más bellas de la primavera pero no quiero una, quiero todas. Y quiero, quiero, quiero …..
Y seguía así. Ya pasada la tarde vino la noche, y ella siguió pidiendo. Y llegó la madrugada, y la lista había aumentado. Entonces, ella hizo un pequeño alto, y se dio cuenta que él no estaba, y lo buscó y lo buscó. Y nunca jamás lo halló.
Y dice la historia, que a él se le encontró muy anciano, muy anciano navegando en el mar , buscando una perla , una estrella, y muchas cosas mas, que jamás pudo hallar.
La moraleja aquí es:
Que el amor es extremadamente maravilloso y comprometido, pero nunca le pidas más de lo que puede dar.
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