Al agonizar el amor, agoniza la vida. ¿Por qué será que cada día yo te amo más? Me he puesto a pensar y me he ido a la playa, caminando. Y al mar le he preguntado, y el mar me ha contestado:
- Lo que es verdadero ha de ser siempre vasto, intenso y profundo.
Entonces, lo comprendí, sin embargo lo que no comprendí es ¿Por qué si te quiero tanto, tu en cambio me hieres o será que hay destinos así? Yo por ti daría la vida, y tu seguro al contrario me quitarías la vida.
El amor es una flor que al despertar cada día, tiene más bellos colores y renueva su fragancia. Pero ¿Por qué será que mientras yo me alegro al verte, tu pareces resentirte y hasta odiarme?
Y camine y camine, y estuve frente a una gran montaña, y le pregunté:
- ¿Por que mi amor crece, busca el infinito, pero quien amo me desprecia quizás con ese mismo infinito?
Y la montaña me contesto:
- ¿Puede la llanura comprender las alturas? ¿Puede el polvo de la tierra contemplar desde gran altura toda la faz de la tierra?
Entonces, comprendí que para aquel que ama no existen límites pero para aquel que no ama todo son límites. Pero, ¿Qué he de hacer entonces? Cuando el amor despierta, ¿cómo lo puedo callar? Si su nombre lo quiero gritar.
Entonces, fui al cielo a buscar una respuesta. Y le hice la pregunta:
- ¿Por qué mi amor no conoce condiciones? Y sin embargo, no tiene respuestas.
Y el cielo me dijo:
- Para que viva el amor tiene que morir.
Pero yo no lo comprendí y volví otra vez a preguntar:
- ¿Por qué morir?
Y el cielo me contestó:
- Porque un amor así, jamás en la tierra puede vivir. ¿Quién lo puede comprender? Solo el cielo lo va a entender.
Y recalcó:
- Y ahora tú de aquí, ya no vas a salir.
Y el Amor en la tierra murió, y en el cielo, desde entonces vive.
- Lo que es verdadero ha de ser siempre vasto, intenso y profundo.
Entonces, lo comprendí, sin embargo lo que no comprendí es ¿Por qué si te quiero tanto, tu en cambio me hieres o será que hay destinos así? Yo por ti daría la vida, y tu seguro al contrario me quitarías la vida.
El amor es una flor que al despertar cada día, tiene más bellos colores y renueva su fragancia. Pero ¿Por qué será que mientras yo me alegro al verte, tu pareces resentirte y hasta odiarme?
Y camine y camine, y estuve frente a una gran montaña, y le pregunté:
- ¿Por que mi amor crece, busca el infinito, pero quien amo me desprecia quizás con ese mismo infinito?
Y la montaña me contesto:
- ¿Puede la llanura comprender las alturas? ¿Puede el polvo de la tierra contemplar desde gran altura toda la faz de la tierra?
Entonces, comprendí que para aquel que ama no existen límites pero para aquel que no ama todo son límites. Pero, ¿Qué he de hacer entonces? Cuando el amor despierta, ¿cómo lo puedo callar? Si su nombre lo quiero gritar.
Entonces, fui al cielo a buscar una respuesta. Y le hice la pregunta:
- ¿Por qué mi amor no conoce condiciones? Y sin embargo, no tiene respuestas.
Y el cielo me dijo:
- Para que viva el amor tiene que morir.
Pero yo no lo comprendí y volví otra vez a preguntar:
- ¿Por qué morir?
Y el cielo me contestó:
- Porque un amor así, jamás en la tierra puede vivir. ¿Quién lo puede comprender? Solo el cielo lo va a entender.
Y recalcó:
- Y ahora tú de aquí, ya no vas a salir.
Y el Amor en la tierra murió, y en el cielo, desde entonces vive.
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